viernes, 17 de julio de 2015

Las hermanas Makioka, de Junichirô Tanizaki


Junichirô Tanizaki
Junichirô Tanizaki (1886-1965), muy conocido entre nosotros por su ensayo de estética japonesa El elogio de la sombra,  es sin duda uno de los grandes escritores del siglo XX, con novelas tan aclamadas como La llave, Naomi, Retrato de Shunkin o La madre del capitán Shigemoto. La traducción española de la que algunos críticos consideran su novela principal, Las hermanas Makioka, apareció en 1966 en la editorial Seix-Barral y ha sido reeditada por Siruela en 2013. Recientemente ha visto la luz en edición de bolsillo. El título original de esta novela es Nieve tenue (Sasame yuki, publicada en varias entregas entre 1943 y 1948). El lector se preguntará el porqué del título original. La nieve tenue es una metáfora de la caída de los pétalos del cerezo, que constituye el verdadero espectáculo de la primavera en Japón. Hay, al mismo tiempo, un juego de palabras entre yuki (雪), nieve, y el nombre de una de las coprotagonistas, Yukiko.

La traducción de Miguel Menéndez Cuspinera es indirecta, del inglés, y no parece muy acertada, pues apenas refleja la exquisita escritura de Tanizaki, que bien puede apreciarse en otras obras suyas, aparte de que contiene numerosas erratas. Aún así, deja apreciar en su pleno sentido la tan fascinante como común historia de las hermanas Makioka. Una historia atravesada por la importancia de la moral social (el qué dirán) y el orgullo por la posición en torno a un tema central: la necesidad de casar a una de las hermanas (Yukiko), que ya ha pasado de los treinta años... y de frenar la conducta de la pequeña, Taeko (también llamada Koi-san), que es una amenaza constante para el prestigio de la familia. Narrador omnisciente, Tanizaki se sirve sobre todo de la mente de Sachiko, la segunda de las hermanas, que desempeña la más importante responsabilidad dentro de la familia y sufre en carne propia todas las preocupaciones; una mujer con la que es fácil empatizar, pero que más que simpatía produce compasión en el lector, pues parece atrapada en el corsé de las convenciones sociales. Las angustiosas experiencias por las que va pasando la vida de Sachiko reflejan su sentido del deber, su doble moral (hacia el exterior y hacia el interior de la familia), la incertidumbre y la vulnerabilidad que sufre ante el infortunio, así como la mezcla de amor y rabia que suscita en ella la conducta de su descarriada hermana pequeña. También reflejan nítidamente la formalidad y la etiqueta, tan esenciales para una familia de clase alta en la zona de Osaka en los años cuarenta, y las costumbres típicamente japonesas de la época, entre las que figura la ambivalencia entre el gusto tradicional y el gusto moderno occidental, ya entonces muy extendido.
Fotograma de una de las adaptaciones que se han
realizado de esta novela para la televisión japonesa.
De izquierda a derecha: Taeko, Yukiko, Sachiko y
Tsuruko, las cuatro hermanas Makioka.

¿Por qué es tan buena esta novela? Yo diría que por su ritmo pausado y sostenido a lo largo de una sabia concatenación de episodios; pero, sobre todo, por la caracterización psicológica de los personajes y la contención de las emociones que despliegan en el contexto de una opresiva atmósfera en el que viven envueltas las hermanas Makioka, especialmente las dos mayores, afectadas por una mentalidad que afortunadamente es ya de otra época. La novela se desarrolla en los años previos a la segunda guerra mundial. Las Makioka no saben lo que va a llegar; el lector sí lo sabe. Esto introduce una tensión añadida, una tensión que augura el desmoronamiento de un mundo tan moralmente rígido como sofisticado y feliz, sabiamente apuntalado por el autor a través de la amistad que la familia Makioka mantiene con la familia Stolz, plasmación particular de la alianza entre Japón y Alemania en la empresa bélica que llevó a ambas potencias a una catastrófica derrota. Una novela de excepcional calidad que esperamos ver algún día traducida directamente del japonés.

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